En Cataluña son muy malos. Y maleducados. Se empeñan en que no se les entienda lo más mínimo. Aprovechan la menor ocasión para hablar una lengua que hasta a ellos les cuesta de entender. Pero se esfuerzan y lo consiguen. Y si alguien muestra signos de no entender, si alguien les pide educadamente, por favor, que cambien de idioma, razón de más para el desprecio. Ponen tanto afán en el catalán que el castellano se ve relegado indefectiblemente a un segundo término. Y de ahí, al olvido.
Por supuesto, tienen las ideas muy claras. Y si no las tenían, uno de los principales estandartes de su cultura milenaria, el FC Barcelona, les ha ayudado en esa dirección de una forma muy significativa. En Cataluña todas las madres educan a sus hijos para que sean como Guardiola. Para que de mayores lleguen a vencer todo lo vencible en nombre de su patria, para que lleven al catalán y a Catalunya a la cúspide del nuevo orden mundial. En las guarderías, cantan el himno del Barça antes de empezar con juegos y demás cosas de niños. Y eso que en Cataluña hubieran dicho “de criaturas”, pues allí son harto sensibles ante los usos sexistas del lenguaje. No, si es que al final resultará que tienen su corazoncito.
1 comentari:
vaig fort
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